miércoles, 16 de febrero de 2011

Arte (simulacro de definición V)

Continuando con la primera entrada de esta serie, me gustaría retomar la demarcación de Arte en relación a lo conocemos por artesanía.

El domingo por la noche pasaron por la tele un bonito reportaje producido por Canal Sur y la Etb vasca, sobre enología. El reportaje transmitía claramente la devoción de todos los miembros de una empresa en la elaboración de un producto que porta parte de su identidad, y representa su esfuerzo. En el proceso, se pudieron ver enormes depósitos de acero inoxidable, conteniendo los caldos con un intenso color morado, y que pasaban de un recipiente a otro a través de tubos de gran sección... vamos, 0% de glamour.
Después terminarían en los famosos toneles de roble, cuya elaboración merecía especial atención. La procedencia de la madera era importante (americano, francés, etc.), pues imprimiría un sabor distinto al vino; pero es más, el nivel de quemado de la cara interior de las tablas (las tablas se queman por dentro con fuego directo) también aporta olores al resultado final. Este detalle en la ejecución, retuvo mi atención más allá de la duración del documental.



Ahora bien, ¿es arte la producción de estas barricas? No me cabe duda de que el autor/res proyectan parte de su identidad en su trabajo diario, ¿pero convierte esto a los toneles, en obras de arte? Creo que es aquí donde la línea entre Arte y artesanía es menos línea y más nube.



Yo creo que no por un motivo: no se hace de manera consciente. Se actúa con excelencia por el placer de hacer las cosas bien, pero no para producir algo que vaya a ser comtenplado por otra persona en un papel de espectador de una obra de arte. Claro, esto está sujeto a interpretación para según qué obras artesanales, pero ahí está precisamente la horquilla de discusión.

Una horquilla, que, entre otras cuestiones, debería contener un concepto que hasta ahora nadie ha mencionado en clase, y en cuya existencia es innegable: lo inefable. Hay aspectos de la obra de arte que no pueden explicarse, no pueden traducirse en palabras. Con la palabras podríamos construir andamios, atajos, simulacros, pero hay una dimensión irreductible en las obras de arte. En fin.

Dado que la misión de la pieza, el tonel, es puramente práctica, se podría calificar de altamente eficiente en función de los resultados obtenidos en el vino, pero no es en sí un producto para contemplar, fundamentalmente. La posibilidad de conversión en pieza de Arte (a lo Duchamp) en la actualidad tendría que venir intermediada por una explicación (una "transacción intelectual con el autor", según nos contó Juan Carlos Araño).

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